Llevamos meses hablando de que hay una burbuja de la IA. Lo preocupante es que hasta Sam Altman está de acuerdo

Llevamos meses hablando de que hay una burbuja de la IA. Lo preocupante es que hasta Sam Altman está de acuerdo

Una cosa es que los pesimistas de la IA nos digan que hay una burbuja. Otra muy distinta es que lo sugiera Sam Altman, CEO de OpenAI. Pero es lo que ha pasado, y eso es un preocupante indicio de la situación en la que se encuentra este segmento. Cada vez más voces expertas advierten del peligro de una burbuja de la IA, pero es que no solo hay voces: hay datos que plantean una potencial crisis. Una que podría ser aún más dañina que la de las puntocom.

Qué ha dicho Altman. El máximo responsable de OpenAI, la empresa que desarrolla ChatGPT, invitó a un grupo de periodistas a comentar el lanzamiento de GPT-5. Durante ese encuentro, indican en The Verge, dijo lo siguiente: 


«Cuando se producen burbujas, las personas inteligentes se entusiasman en exceso con [lo que en realidad es tan solo] una pizca de la verdad. 

¿Nos encontramos en una fase en la que los inversores en general están demasiado entusiasmados con la IA? Mi opinión es que sí. 

¿Es la IA lo más importante que ha ocurrido en mucho tiempo? Mi opinión también es que sí»

Recordando la historia. Altman comparó la dinámica actual con la que se experimentó durante la burbuja de las puntocom a finales de los 2000. Entre marzo de 2000 y octubre de 2002 el Nasdaq perdió cerca del 80% de su valor: muchas de las empresas que se apuntaron a la fiebre de internet y la web fracasaron a lahora de generar ingresos o beneficios.

El valor de las 10 empresas más importantes del índice S&P 500 es hoy en día mucho mayor que el que tenían en los 90, y eso apunta a una potencial (y enorme) burbuja. Fuente: Apollo Global Management / Tornsten Slok.

Peor que la burbuja de las puntocom. Hace tiempo que analistas y expertos económicos ofrecen argumentos que apuntan en la dirección de una potencial burbuja de la IA. El economista jefe de la firma de inversión Apollo Global Management, Torsten Sløk, indicó en un informe que esta burbuja podría ser peor que la de las puntocom: las 10 empresas más importantes del índice S&P 500 tienen un valor muy por encima de las 10 que ocupaban esos puestos a finales de los 90.

Demasiada especulación. Ray Wang, directivo de la firma de semiconductores Futurum Group, mostró dos caras de una misma moneda. Como comentó en CNBC,

«Desde la perspectiva de una inversión más amplia en IA y semiconductores… No lo veo como una burbuja. Los fundamentos de toda la cadena de suministro siguen siendo sólidos, y la trayectoria a largo plazo de la tendencia de la IA respalda la inversión continua»

Pero al mismo tiempo, destacó que sí que hay un problema con este segmento: hay demasiada inversión especulativa en empresas que tiene unas bases menos sólidas y en las que solo hay una percepción de su potencial sin fundamentos reales —hola, Safe Superintelligence, hola Thinking Machines—.

Es duro, pero las burbujas tienen su lado bueno. Como señala Alberto Romero en su newsletter, «en cierto modo, las burbujas son una fase inevitable y bienvenida entre entre el egoísmo a corto plazo y el progreso a largo plazo». En su opinión y la de otros expertos como Mills Baker, directivo en Substack:


«El hype es aceptable bajo la premisa de que solo un personaje optimista, propenso a la exageración y la hipérbole, puede construir el nuevo mundo para el que una burbuja es solo el punto de partida, su Big Bang. El carácter cínico y pesimista es un contrapeso útil al optimismo excesivo […]. Mientras que el optimismo es una fuerza activa de creación, el pesimismo es una fuerza reactiva de modulación».

Fuente: Paul Kedrosky.

Cuando los trenes eran la IA. O lo que es lo mismo: para que el mundo avance, las burbujas son (o pueden ser) necesarias. Lo vimos con las puntocom: es cierto que la crisis existió, pero aquel optimismo desaforado en el futuro de internet acabó teniendo sentido. Por supuesto, solo unas pocas empresas (los grandes imperios actuales) acabaron beneficiándose. Pero es que ocurrió algo muy parecido con los ferrocarriles a finales del siglo XIX. En aquel momento la inversión y el capex en esas infraestructuras fue colosal —cinco veces mayor que el que se vive ahora en IA—, y aunque muchas empresas quebraron, pero de aquella burbuja salimos con una revolución absoluta tanto a nivel de transportes como económica y social.

Pero esta burbuja puede ser muy, muy grande. Como apunta Romero, la diferencia aquí entre los discursos optimistas y los pesimistas (o realistas) es cada vez mayor, y eso es preocupante. Las expectativas que están creando las empresas de IA y sus CEOs (con Altman al frente, el hombre-hype) son cada vez mayores. Constantemente nos hablan de cómo estamos cerca de llegar a la AGI, pero la realidad es que no hay indicios reales de que eso sea así y de hecho hay una desaceleración de la IA. Frente a las promesas de la revolución que teóricamente debería haber comenzado a generar la IA, la realidad es que los avances no parecen de momento extraordinarios. De hecho, un estudio del MIT descubrió que tras preguntar a 150 empresarios y 350 empleados de empresas que han integrado la IA en sus procesos, el 95% no habían visto beneficio alguno al hacerlo.

Mejor esperad a GPT-6. Lo ha demostrado GPT-5, un modelo para el que esperábamos un salto histórico y que al final plantea una mejora que de momento es discreta y que introdujo cambios que fueron muy criticados. El lanzamiento de este modelo ha sido un pequeño desastre que ha obligado a la empresa a dar marcha atrás en varias de sus decisiones. Como señalaba Walter Bloomberg, el propio Altman admitía que GPT-5 había sido un fracaso, y ahora apuesta por GPT-6.

Fuente: Michael A. Arouet.

Los datos preocupan. El gasto aparentemente excesivo en centros de datos o en talento no es la única preocupación. También está esa concentración absoluta de empresas que concentran el valor. Un analista llamado Michael A. Arouet publicaba estos días una gráfica en la que mostraba dos tendencias de crecimiento de ingresos. Por un lado, la de las 490 empresas del S&P 500 excluyendo a las 10 más importantes. Por otro, la de esas 10 empresas. Hasta que se lanzó ChatGPT ambas líneas iban a la par, el crecimiento era muy modesto, pero después, las 10 empresas más importantes —entre ellas, «las Siete Magníficas»— dispararon sus ingresos y su valoración en bolsa.

Fuente: Bloomberg.

Demasiada concentración de valor. A la misma conclusión llegaban los analistas de Bloomberg, que también incluían un gráfico preocupante (en la imagen). En él se muestra la normalización de todos los valores de las acciones para mostrar cómo se ve la evolución del índice S&P 500 si las empresas más grandes del mundo no concentraran todo el valor. En esa visión la tendencia es clara. ChatGPT se lanzó en noviembre de 2022, justo donde empieza la caída a plomo de esa tendencia, y como dicen en Bloomberg, «Es inaudito que el 2% de las empresas del índice representen prácticamente el 40% del valor [del S&P 500]».

Si explota la burbuja, pocas sobrevivirán. Así pues, estamos en un momento ciertamente preocupante. El que ese optimismo desaforado y esa creencia de los inversores en las expectativas no parece tener freno. Robin Li, CEO de Baidu, ya indicó hace meses que la burbuja existe y cree que acabará explotando. Y si lo hace, afirmó, solo el 1% de las empresas sobrevivirán y dominarán un mercado que, eso sí, acabará creando un enorme valor. Como lo hizo el ferrocarril. O internet.

Imagen | TechCrunch | Xataka con Freepik Pikaso

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Llevamos meses hablando de que hay una burbuja de la IA. Lo preocupante es que hasta Sam Altman está de acuerdo

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por
Javier Pastor

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